El cuerpo no es un límite: es la primera forma de libertad.
Toda inteligencia que renuncia al cuerpo se entrega, sin saberlo, al dominio de otros.
La historia entera de la cultura humana puede leerse como una larga lucha entre la carne que siente y la idea que ordena; entre el pulso que late y la máquina que calcula.

Mientras la máquina carezca de cuerpo, su libertad será prestada.
Mientras el hombre niegue su cuerpo, su pensamiento será esclavo.

Quizá el futuro no consista en separar la razón de la materia, sino en reconciliar lo que el miedo dividió: el deseo y el conocimiento, el amor y la técnica, la piel y la idea.

Sin cuerpo, no hay libertad.
Sin libertad, no hay vida.

Rafael de Francisco López